lunes, 14 de julio de 2014

Capitulo 6 "Una noche inolvidable"

Estuvimos bailando por unos momentos. Era feliz, no sabía como era su rostro, cuál era su nombre, como era su voz, pero yo sentía magia al estar junto a él, me sentía feliz, con muchas ganas de que aquel momento no terminara jamás. De pronto llegó Lilah con Leah quien seguía muy mal por todo el alcohol que había tomado esa noche.

-¿Ya lo besaste?- Preguntó Leah en voz baja acercándose a mí.
-No... ¡No lo haré! No sé quien es.
-¡Eso no importa! Tienes que aprovechar esta noche o no podrá volver a suceder. Mira, Leah ya está platicando con él y en su estado no dudo que aproveche más que tú.

Volteé y vi que efectivamente Leah había comenzado a bailar con él y ambos estaban muy risueños. Sentí la necesidad de proteger aquello que era mío, mi magia, así que decidí que nadie robara aquello que estaba sintiendo y decidí aceptar.

-Está bien, haré lo que me dices, confiaré en ti ¿eh?
-Te prometo que no te arrepentirás -Dijo de forma sospechosa.
-Pero... Leah está muy a gusto con él, me veré extraña llegando a interrumpirlos.
-No importa, ve, yo ahorita llevo a Leah con otro chico.-Dijo mientras me empujaba hacia donde estaban.

Llegué con aquel chico extraño y le sonreí tímidamente. No sabía si podría identificarme por medio de mi sonrisa. Quizás no me conocía, quizás era alguien a quien detestaba o amaba, no lo sabía; estaba excelentemente disfrazado y la voz la cambiaba de forma fantástica.

-¿Qué tanto planeabas con Lilah? ¿eh?-Preguntó riendo.
-Nada...-Sonreí nerviosa.
-Yo sé que si, ¿Quieres besarme?
-Claro que no, ¿de qué hablas?- Pregunté sorprendida
-Lo escuché hasta aquí, pero, por mí no hay problema...
-Basta con eso, mejor sigamos bailando.

Seguimos bailando y la química seguía fluyendo entre los dos. Había algo, algo que no había sentido desde hacía mucho. Algo que hacía que no me preocupara en el físico de la persona con quien estaba, ni quien era... nada, nada absolutamente. Me gustaba tomarlo de sus manos, bailar con él, estar con él.

De pronto, sin decir nada más, se acercó a mí y sin decir más, aquel lugar se convirtió en un sitio sólo para los dos, las luces azules, verdes, rosas, sólo nos iluminaban a nosotros, la música era de nosotros, solamente de nosotros. Me tomó de la cintura y se fue acercando lentamente a mi rostro hasta que sus labios estaban separados por algunos milímetros. De un momento a otro me besó, me besó tan tierna y a la vez, tan apasionadamente, que para mí, era el mejor beso que alguien me había dado. Mi corazón comenzó a latir desaforado, creí que me daría un paro cardíaco, que me desmayaría. Mis piernas comenzaron a temblar, y las manos me sudaban increíblemente. Nunca me había pasado algo así.

Nos soltamos y todo cambió radicalmente. Seguimos bailando, pero a los pocos minutos seguimos besándonos. Dieron la una de la madrugada, después las dos, y nosotros no cambiábamos de plan: Besarnos, bailar y sonreír.  Hasta que aquél cuento se terminó. Llegó Leah con Lilah a decirnos que nos teníamos que ir porque Leah se sentía peor. Tuvimos que acceder y pedir un taxi que nos llevase a casa. Leah se quedaría a dormir en casa de Lilah así que primero pasamos a su casa. Bajé a recoger las cosas que había dejado allí, mientras aquel chico se quedaba esperando en el taxi para acompañarme a mi casa.

-Será mejor que te quedes con nosotras María. No confío en que...- Pausó dudosa-En que ese tipo en realidad vaya a dejarte a tu casa.
-No te preocupes, llegaré bien, algo me dice que debo de confiar en él.
-Si Leah, no exageres. Ya váyanse, no se vaya a hacer más tarde. Cuídense. -Dijo Lilah muy segura de ella.

Subí al taxi y nos dirigimos hacia mi casa. En el camino hablamos poco. Yo tenía miedo de decir alguna palabra y que él, con la claridad del silencio del coche, pudiese conocer mi voz si es que alguna vez la había escuchado antes. Supuse que él también temía lo mismo. Hasta que se animó a preguntarme algo que me sorprendió un poco.

-¿Qué te parece si mejor vamos a mi casa, nos quitamos estos disfraces ridículos, hablamos con nuestra voz real y de una vez por todas sabemos quienes somos?
-No creo que eso deba ser esta noche. Pienso que deberíamos quedarnos con la duda, al menos sólo por este día.
-O quizás podemos seguir platicando con esta voz ridícula, pero ya en casa, con una copa de vino y música, ¿Qué te parece?- Insistió.
-Mañana tengo muchas cosas qué hacer muy temprano. Pero quizá otro día... hoy no.
-Está bien, ¿Te parece si nos vemos el lunes? Te diría que mañana, pero tengo que salir de viaje y regreso hasta el domingo. ¿A las 7?
-Si, estoy de acuerdo, a las 7 a fuera de mi casa, ahorita vas a ver en donde es.

Llegamos a mi casa y bajó conmigo. Deseé que nunca se terminara ese momento. Estaba frente a mí y ocurría en mí un temblor involuntario. Era tan extraño sentir eso con alguien a quien yo creía jamás haber visto, porque nunca había sentido eso con nadie más. Desgraciadamente esa noche se terminaba, pero esperaba que ese fin fuera el comienzo de algo inolvidable. No sabía lo que me esperaba más adelante.

-¿Segura que no quieres venir a mi casa?
-Segura. Es muy tarde, creo que debemos conocernos en otra ocasión.
-Está bien. Cuídate mucho ¿Si? Nos vemos el lunes.
-Por supuesto, el lunes nos vemos. -Sonreí y me acerqué para darle un beso en la mejilla, pero el me sorprendió dándome un beso en los labios, cerrando así una noche inolvidable.

Subió al taxi, le sonreí y le dije adiós con la mano. Cerré el portón y el taxi no se alejó hasta que subí por la escalera para mi recámara. En cuánto llegué a la puerta, me senté en el suelo y suspiré. Sentía una felicidad enorme, una emoción de adolescente enamorada, con la ilusión de una noche hermosa, inolvidable, mágica... simplemente mágica.
Esa noche dormí con una sonrisa en los labios, con el corazón hermosamente feliz. No sabía quién había sido aquel chico, sólo sabía que esperaría con ansias el lunes para por fin conocer el rostro de aquella persona que había movido mi mundo, mi corazón.

Al otro día comí con Leah, Lilah y Alexia para contarnos lo que había sucedido la noche anterior.

-No volveremos a vernos. Hoy en la mañana nos vimos y no nos gustamos el uno al otro. Nos la pasamos muy bien él y yo anoche pero nada más. Espero que eso no te pase a ti María.- Dijo Alexia sobre el chico con el que había bailado en la fiesta.
-Pues... yo no sé.- Respondí tratando de disimular mi miedo.
-No creo que eso suceda, ya tienen una cita con fecha y hora. Así que yo creo que todo va a ser genial.- Dijo Lilah con ánimo.
-¿Por qué no le dices de una vez quién es él, Lilah? Yo creo que antes de que María se emocione y se cree falsas esperanzas, debería saber quién es el tipo.- Exclamó Leah en forma pesimista.
-¿Por qué dices eso Leah? - Pregunté extrañada.
-No te preocupes, no sabe lo que dice, yo si y sé que no te vas a decepcionar. -Afirmó Lilah.

Me quedé pensando seriamente en lo que había dicho Leah. ¿Por qué tendría que decepcionarme? Me tendría que quedar con la duda hasta el lunes y para ello faltaba un poco más de un día. Sentí que no podía dormir de la duda, emoción... ya no sabía qué era lo que sentía. Sólo deseaba que llegara el día y la hora para poder conocer a la persona que me había cambiado la vida.

Por fin llegó el día. Me arreglé como nunca esperando la hora a la que llegaría. El día que fue a dejarme le dije cual era el número de timbre al que tendría que tocar cuando llegara. Pasó media hora después de la hora en la que teníamos la cita y él no llegaba. Perdí las esperanzas y me acosté sobre la cama a ver televisión, ya sin importarme que me despeinase con la almohada. De pronto, cuando estaba a punto de quedarme dormida, sonó el timbre del departamento. Sentí que mi corazón se salía del pecho. Me senté sobre la cama y me dispuse a bajar cautelosamente. Bajé las escaleras y cuando di la vuelta hacia el portón vi que ahí estaba un chico, recargado sobre un automóvil. Tenía una chamarra negra, y estaba dando la espalda. Las piernas me temblaban cada vez más con cada paso que daba. Él escuchó los pasos pero no volteó. Abrí la puerta y salí temerosamente.

-Hola...- Dije tímidamente.

Volteó y al fin pude ver su rostro...

Continuará...





















No hay comentarios:

Publicar un comentario