lunes, 28 de julio de 2014

Capitulo 9: "Una esperanza rota"

-No te haré nada que tú no quieras, tranquila.
-Es que de verdad, necesito saber qué es lo que quieres conmigo, porque... creo que a ambos nos resulta claro qué es lo que yo quiero, ¿Cierto?- Dije molesta.
-Tú quieres una relación formal conmigo, ¿Es así?
-Si- respondí segura.

Hizo una pausa de algunos segundos. Sólo se limitó a sentarse sobre la cama mientras se mantenía pensativo, como si se hubiese arrepentido de algo.

-Yo no creo en el amor, María. Para mí el amor es algo que se inventó para comercializar, para hacer la vida un poco más interesante, para manipular, nada más. Te voy a ser honesto: Yo no busco una relación estable, no soy así, es algo que va en contra mía. Yo salgo con chicas, una vez, dos veces, depende de cuánta química haya, pero... después me fastidio y lo dejó. -Respondió muy serio, como si estuviese hablando de algo realmente profundo.
-O sea que... ¿Yo soy como cualquier otra chica en tu vida?
-Pues... si. No te quiero lastimar, tú eres una chica muy linda y realmente lo que quiero contigo no es sexo. Me la paso muy bien contigo, reímos, hay química, pero... ya, eso es todo. Si yo hubiese querido solamente sexo contigo, desde el primer día dejaría de haberte buscado. ¿Por qué? Porque ese día yo supe que no eras de las chicas que son fáciles y que solamente buscan eso. Pero si tú no te sientes cómoda con lo que te acabo de decir y quieres alejarte de mí, adelante, puedes hacerlo.

Me recosté sobre la cama, boca abajo. Realmente en ese momento una de mis más grandes esperanzas se estaba rompiendo. Realmente estaba conteniendo mis ganas de llorar, mis impulsos por salir corriendo de ahí y no volver a regresar nunca. Algo se había roto, definitivamente, y creí que en ese momento debía terminar el sueño de mi vida, con mi hombre perfecto.
Él puso observar que todo lo que me había dicho había causado algo en mí, algo feo. Así que con mucho trabajo, trató de consolarme, pero eso realmente fue lo que me hizo vencerme y dejar caer algunas lágrimas.

-Algún día vas a encontrar a alguien que te quiera como lo mereces. -Dijo tiernamente.
-Eso espero... -Respondí sin mirarlo, tratando de ocultar mis lágrimas y mi voz de tristeza.

Limpié mis lágrimas disimuladamente, aunque estaba absolutamente segura de que Iker las había notado. Me repuse sobre la cama y, un poco más tranquila, pude decirle que me iba.

-Es hora de que me vaya Iker, muchas gracias por todo. Cuídate.
-¿No quieres que vaya a dejarte a tu casa?- preguntó amablemente.
-No, muchas gracias, será mejor que me vaya sola.
-No, en verdad, te llevo.- Dijo mientras tomaba una chamarra y las llaves de su auto.

Como siempre, me abrió la puerta de su auto, pero ya nada era lo mismo, al menos no para mí. Todo el camino a casa nos mantuvimos en silencio, él pronunciaba algunas palabras como tratando de romper la tensión, pero yo no podía responder, estaba en shock. Cuando al fin llegamos a mi departamento, bajó conmigo y al llegar a la puerta, me despedí de él pensando en que quizá esa era la última vez que nos veríamos.

-María, después de lo que te dije, ¿Quieres que nos sigamos viendo?

Me quedé en silencio, en ese momento no sabía qué pensar. Sabía que él era un hombre muy maduro, y que, seguramente si yo le respondía que no, jamás nos volveríamos a ver. Pero eso no era lo que yo deseaba, estaba decepcionada, si, pero no sabía qué pensar. Mi dignidad me decía que no debía continuar, pero mi corazón me pedía una oportunidad más. Respondí sin estar segura, pero era lo más fácil en ese momento.

-Si, ¿Por qué no?- Respondí sonrieindole.

Me dió un beso y subió a su auto. Mientras iba subiendo por las escaleras pude desahogarme y lloré. No encontraba otra manera de poder sacar todo lo que tenía dentro. Era una confusión enorme. Me encontraba decepcionada, dolida... ¿Debía continuar aún sabiendo que no llegaría a nada? ¿debería seguir ilusionandome para que cuando él decidiera terminar, yo terminara aún más herida? Eran preguntas que revoloteaban en mi cabeza, y que no podía sacar.
Llegué a mi recámara y allí se encontraba Karly, quien pudo ver mi angustia en el rostro.

-¿Qué tienes María? ¿Te pasó algo? ¿Te hizo algo ese chico con el que sales?
-No, el es incapaz de hacerme algo. - Respondí.
-¿Entonces? ¿Qué tienes?
-Él no me quiere, Karly.
-¿Te lo dijo?
-Si. Prácticamente me dijo que sólo soy un entretenimiento, una compañía, algo para no sentirse solo, nada más. El día en que se aburra de mi, dejará de buscarme y hasta ahí terminará todo.- Terminé la última frase y sollocé.
-Nena, no llores, no pienses cosas tan precipitadamente. Piensa, si él fue sincero contigo es porque siente algo por ti, en verdad. Si no fuese así, te hubiese mentido, te hubiese dicho que él quiere todo contigo y hasta que consiguiese otra cosa, te deja, así de simple. Hay hombres cínicos, pero créeme que yo he visto algo en él que no he visto con otros chicos de ese tipo. Cuando viene por ti, te toma de la mano, te abraza, te abre la puerta, te mira a los ojos... ¿No lo has visto?
-Creí haber sentido lo mismo de él hacia mí, pero con lo que me dijo hoy, creo que todo lo que pensaba es totalmente erróneo.
 -Su lado frio puede decir lo que sea, pero, ¿Cómo es cuando están a solas?
-Es cariñoso, pero cuando se da cuenta de ello, cambia. Si me está abrazando me suelta, si me besa intenso, deja de besarme, si estamos comenzando a decir cursilerías, cambia de tema...
-¿Ves? ¡No todo está perdido María! Es TU decisión saber qué haces con la información que te dió, la aprovechas o lo dejas ir. Aunque si quieres intentarlo, ya sabes a lo que te atienes... vas a  correr un gran riesgo, pero podría valer la pena. ¿Lo tomas, o lo dejas?

No respondí. De cierta manera Karly tenía mucha razón. Quería atreverme a hacerlo cambiar de opinión, a hacerle ver que el amor si existe y que yo le podía mostrar ello. Pero, ¿Cómo lograr que se enamorara de mí? Tenía que encontrar alguna clave que me permitiera descubrir la clave para llegar a su corazón. Era mucho arriesgue, aún tenía toda una noche para pensar qué sería lo mejor para mí.

Al otro día desperté tarde porque la alarma de mi celular no había timbrado. Comencé a buscarlo desesperadamente y no lo encontré por ningún lado. Lo busqué por todo el departamento y no aparecía. De pronto recordé que con todo lo que había pasado la tarde anterior con Iker, me salí de su departamento lo más rápido que había podido y olvidé mi celular. Tenía que recuperarlo antes del medio día porque mis papás, quienes vivían en el extranjero, me llamarían esa tarde, y se preocuparían mucho si yo no contestaba. Tuve que olvidar mi miedo e ir rumbo a su casa.

Llegué al departamento de Iker y toqué el timbre pero nadie salió. Él comúnmente no salía en las mañanas, así que pensé que quizás estaría haciendo alguna tarea y estaba ocupado. Esperé fuera de la puerta cerca de media hora y nunca salió. Me acerqué para tocar en la puerta y me di cuenta de que estaba abierta. Me asusté, pensé que quizás le había pasado algo, así que decidí entrar a verificar que todo estuviera bien.

No escuche ruido alguno, así que entré a su recámara para ver si allí estaba, pero no, todo estaba en orden, la cama arreglada, nada fuera de su lugar. Entonces pensé que quizás por descuidado había dejado la puerta y no regresaría hasta la noche, así que, como me urgía mucho tener mi celular, decidí buscar en sus cosas para encontrarlo. Abrí el cajón de su escritorio y si, efectivamente allí estaba, sobre un papel que no supe por qué, pero me llamó mucho la atención. Parecía ser una lista. Comencé a leerlo, y lo que decía allí me dejó muy intrigada.

"-Alguien con quien poder cantar la canción que sea.
-Alguien con quien poder desvelarme mientras charlamos.
-Poder dormir juntos sin tener que tener sexo necesariamente.
-Alguien con quien compartir un chocolate caliente con una película en tiempos de frío.
-Alguien que me acaricie el cabello hasta quedar dormido.
-Alguien que cuando esté enfermo se preocupe por mí y esté a mi lado.
-Que me diga te quiero, cuántas veces lo sienta, sin hacerme sentir hostigado.
-Jugar a almohadazos.
-Reírnos como tontos.
-Con quien compartir un corazón y no sólo una cama."

De ponto escuché el ruido de la puerta y metí rápidamente el papel y el celular dentro del cajón. Él, al escuchar ruidos se asustó, pero yo salí de inmediato tratando de disimular el nerviosismo que tenía por haber revisado en sus cosas sin su permiso.

-Ah... ¡Hola Iker! Perdón por haber entrado, es que olvidé mi celular y me urge un poco. Como vi la puerta abierta pensé que aquí estabas y me tomé el atrevimiento de entrar, me acabo de asomar aquí a tu recámara pero no estabas y ya estaba a punto de salir cuando escuché la puerta.
-Oh, lo siento, tuve que ir a ayudarle a mi vecino a cambiar una llanta de su auto. En seguida te lo doy.-
Entró a su recámara y lo sacó de su cajón.
-¡Muchas gracias Iker! Me has salvado la vida... ahora tengo que irme.
-Por supuesto. Te llevaría pero no me he bañado y entro en una hora a la universidad.
-¡No te preocupes! Otro día será. Cuídate.

Salí corriendo de aquél departamento. Me sentí tan emocionada porque, al parecer, había encontrado la clave para poder lograr mi cometido. Esa lista estaba escrita con su letra, y era obvio que se trataba de lo que a él le gustaría compartir con alguien, y casualmente, muchas de las cosas que estaban allí esritas, ya las compartía conmigo. El papel no se veía reciente, ya se veía un poco maltratado, pero por alguna razón no estaba abajo de los demás papeles, sino debajo de mi celular, eso significaba que lo había visto recientemente. ¿Con qué objetivo? No lo sabía, ni me interesaba, yo estaba feliz porque al fin algo me daba señas de que no estaba todo perdido, de que su corazón aún tenía vida, y quizás yo podría echarlo a andar...

Continuará...















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