sábado, 26 de julio de 2014

Capitulo 8 "Palabras incómodas"

Tomó mi mano y la sujetó fuertemente. No era aquel chico fuerte y desdeñoso que había conocido tiempo atrás. No, ahora lo veía débil, cubierto de hematomas en el cuerpo; sujetado a tubos de los que estaba dependiendo su vida.

-Necesitaba verte María.- Pronunció con dificultad- Quisiera que tú supieras...
-No necesitas decirme nada- Interrumpí con voz suave.- Cuando mejores podemos platicar de lo que tú quieras.
-No, no sé si llegue a salir de aquí, por eso es que quiero hablar contigo. Quiero que sepas la verdadera razón por la que terminé contigo.

Guardé silencio. Yo siempre había pensado que conocía la verdad y no había más que entender, que saber, que reprochar. Las cosas para mí eran más que claras.
Liam y yo llevábamos una relación la cual yo pensaba que era estable y duradera. No salíamos mucho, realmente sólo nos veríamos fines de semana y hablábamos por teléfono toda la semana. Las veces en las que nos veíamos todo era maravilloso para mí, reíamos, platicábamos, éramos felices... o al menos eso era lo que yo sentía. Hasta que todo comenzó a cambiar. Dejó de llamarme como antes lo hacíamos, cuando nos veíamos era cortante y frío. En sus redes sociales comencé a ver que una chica de la cual nunca había escuchado hablar, publicaba cosas de tipo amistoso y algunas veces hasta romántico. Le llegué a preguntar un par de veces quién era ella; mi corazón me decía algo, que aún no entendía qué era.
Un día sin más, le pedí que habláramos acerca de que todo había cambiado para nosotros. Él me pidió que dejara de hablar. Que no quería saber nada, que todo estaba bien. Que no fuese paranoica, que lo nuestro estaba bien. Yo sabía que no era así, pero decidí creerle, no me quedaba más; era creer en él o dejar ir lo que más quería en la vida.
A los pocos días me llamó para pedirme que nos viéramos en un parque cercano a mi casa. Lo noté muy extraño y presentí lo que sucedería. Llegamos a aquel parque y nos sentamos, y fue ahí cuando comenzó mi pesadilla. Me dijo que él tenía que pensar en muchas cosas de su vida antes de poder continuar con una relación, que era mejor que nos diéramos un tiempo para poder aclarar su vida y después podríamos llegar a estar juntos. Me puso mil pretextos, tratando, según su discurso, de no lastimarme. Me rompió totalmente el corazón, nunca antes había sentido tanto dolor en la vida. Lloré como jamás lo había hecho, durante días, semanas, meses. Nadie a quien no le hayan roto el corazón antes, podría comprender el terrible dolor de perder al que tú creíste alguna vez "el amor de tu vida".
Pero no sería solamente el hecho de que él hubiese terminado la relación, al otro día de ello me esperaba un dolor aún más duro. Salí por la tarde a caminar para tratar de distraerme, cuando a lo lejos pude observar que estaba Liam estaba comprando algunas cosas acompañado de otra persona. Me acerqué un poco más y lo vi con ella, con la misma chica de la que yo había tenido un presentimiento. Observé detenidamente cuando algo paralizó mi alma: Los vi besándose. Hablé con una amiga en común de los dos para saber si ella sabía algo, y si, efectivamente. Ellos eran novios desde hacía un mes.
Después de ello no pregunté nada más. No lo necesitaba. Me alejé y él supo por qué lo hice. Así pensé que había terminado todo, hasta el día en el que volvimos a hablar.

-Seguramente me habrás odiado con todas tus fuerzas cuando supiste de mi relación con Stephanie.- Prosiguió- Seguramente pensaste que soy un desalmado, mentiroso, poco hombre. ¿No es así?
-Por favor, continuemos esto cuando estés bien.- Respondí.
-No María, necesito que sepas esto. Nunca jugué contigo, yo te amo y tú lo sabes. Lo que nunca supiste es que yo hace algún tiempo le pedí dinero al hermano de Stephanie para terminar de pagar el automóvil que me habían comprado mis padres, pero cuyo dinero mal gasté y cuando tenía que pagar el auto ya no tenía nada. Él me prestó una fuerte cantidad de dinero para poder pagarlo. Pero con el paso del tiempo me fui olvidando de la deuda con él hasta que un día llegó a amenazarme diciéndome que si no le pagaba te haría daño a ti o a mis papás. Me asusté mucho y traté de conseguir el dinero pero no pude. Después el me prometió que dejaría mi deuda a la mitad si yo salía con su hermana, porque ella estaba pasando por un momento muy difícil y además yo le gustaba. Yo le dije que salía contigo y él me dijo que decidiera lo que más me convenía y, por ti y por mi familia, preferí eso.
Esperé a que el desistiera de su amenaza pero no fue así, fue cuando decidí terminar definitivamente contigo. Poco a poco me encariñé con ella y las cosas han ido mejorando con el tiempo, pero yo no te olvido, yo te amo a ti...

Lo miré fijamente. Después de tanto no podía creer en sus palabras, pero me negaba a creer que aún estando tan grave y quizás a punto de morir pudiese mentir. Lo miré fijamente a los ojos sin decir una palabra, sentía tanto por él, pero no sabía qué, no sabía cuánto ni por qué.
De pronto comenzó a toser y los médicos entraron. Solamente apretó fuerte mi mano y me retiraron del cuarto. Salí de allí con la mirada perdida, con un dejo de desolación. Me senté en la sala de espera, aguardando por noticias de él. No salí de aquel hospital hasta que nos dijeron que estaba estable.

Caminé hasta mi departamento  y en ningún momento del camino dejé de pensar en él y en todas aquellas palabras. Me sentía triste, pero también me sentí confundida, no sabía qué pensar respecto a todo aquello. Me senté sobre la cama y al poco rato sonó mi celular. Era Iker para invitarme a salir esa noche.

-¿Sabes, Iker? Hoy me siento un poco triste y la verdad es que no tengo muchas ganas de salir. ¿Podemos salir otro día?
-Mira quizás no sea el mejor consejero pero podría ayudarte, ¿si? podemos platicar de mi viaje y tú me puedes contar qué tal te ha ido, no me lo niegues, ¿Si?
-Está bien, ¿Pasas por mí a las 8?

Me había convencido. Pero, a pesar de todo lo que él causaba en mí, esa revolución en todo mi ser, no podía sacar de mi mente todo lo dicho por Liam. Intenté olvidar un poco todo aquello y volver a perderme en aquella sonrisa hermosa que me había vuelto el alma al cuerpo.
Esa noche fue por mi al departamento, fuimos a tomar un café, platicamos reímos. Todo era fantástico estando a su lado, no había nada que pudiese arruinar el momento cuando estaba con él.

Las salidas se fueron haciendo más continuas, al grado de que nos veíamos casi todos los días. Íbamos al cine, a tomar café o pasábamos la noche en su departamento, y yo dormía allí. No pasaba absolutamente nada más allá de muchos besos y abrazos. Aunque para otros, eso pudiese significar "indecencia" Para nosotros era solamente otra forma de transformar el tiempo. Prometí no precipitarme, ya que en mi vida existía un defecto: Cuando me hacía ilusiones con algo o alguien, y comenzaba a tomarlo en serio, aquello se alejaba totalmente. Así que ésta vez quería hacerlo diferente, hasta que mis sentimientos superaron a mi razón.

Estábamos en la sala de su departamento, cuando de pronto nos quedamos en silencio y decidí romper el hielo con lo peor que se me pudo haber ocurrido en ese momento.

-Me gustas.- Sonreí.
-¿De verdad? Mira que soy muy distraído...
-Si, en verdad, tú me gustas.
-Me halagas, muchas gracias.

Ambos guardamos silencio, ese silencio incómodo que a nadie le gusta. Por un momento pensé que él respondería al menos un "A mi también me gustas", pero no, no fue así. Pasaban los segundos y aquella respuesta tan esperada nunca llegó, lo que me hizo sentir mal y pensar que fue un error haberlo mencionado. Quizás era tonto a esas alturas avergonzarme de haberle confesado tal cosa, después de tantas salidas y tantos acercamientos, era más que obvio que era así, pero yo quería escuchar qué era lo que él pensaba, y esa respuesta nunca llegó. ¡Oh desilusión!

-Y... ¿Qué es lo que te gusta de mi?- Rompió el silencio.
-Tu sonrisa, tus ojos, tu forma de pensar, de ver la vida...-Respondí.
-A mi me gusta tu mirada, tu voz, tu rostro, lo linda que eres. Eres una excelente persona, en verdad María.

Por fin había mencionado algo sobre mí, pero había sido muy frío. Como si lo hubiese hecho sin quererlo, aunque sus palabras sonaran sinceras, parecía que era algo que prefería guardar para él, sin que yo tuviese que saberlo. Decidí cambiar de tema y continuamos platicando de otras cosas. Al siguiente día les platiqué lo que había sucedido a Lilah y Leah. Lilah como siempre, se puso en contra de él y me pidió que pensara bien mi relación con él.

-¿No te das cuenta? A él no le gustas. Está tratando de ganar tu confianza para que cuando menos te lo esperes, pueda acostarse contigo para después dejarte botada. ¿De verdad estás muy ciega?
-Comienzo a pensar que Leah tiene razón.- Replicó Lilah.- ¿Cómo es que en todo éste tiempo él no te ha pedido que sean novios o que tengan una relación formal? Ya ha pasado un mes y eso entre ustedes aún no se define. Él sólo te lleva a su casa, de repente salen, pero... ¿Le has preguntado qué es exactamente lo que quiere contigo?

Y era cierto. A mí aún no me quedaba muy claro para donde iba todo aquello.Parecíamos novios pero no lo eramos. Salíamos a la calle tomados de la mano, me abrazaba, me besaba, pero eso sí, nunca me decía cosas cursis, todo era hermoso, pero frío, sin amor. Pero yo comprendía lo que ellas, al no conocerlo, no lo hacían; él era un alma libre, le gustaba su libertad, pero yo esperaba que quisiera terminar conmigo aquella racha de soledad.

Esa noche llegamos a su casa. Entramos a su recámara a ver una película, cuando de pronto comenzó a besarme apasionadamente, me acarició la espalda y poco a poco iba bajando las manos hasta mi cadera. Lo detuve rápidamente y me senté de inmediato.

-¡Tranquila! Yo no voy a hacerte nunca algo que tú no quieras.
-Y si, efectivamente yo no quiero esto, así, simplemente por hacerlo. Creo que antes de ello tú y yo tendríamos que tener una relación formal, antes no.
-¿Y sabes cuántos chicos les tienen una "novia" solamente para tener sexo con ellas?
-Puede ser, pero yo preferiría que fuese solamente así.
- Pues escúchame, no siempre alguien que tenga algo formal contigo te va a querer y respetar como lo prometió.

Guardamos silencio. Me sentí incómoda y recordé las palabras de Leah que tantas veces había tratado de convencerme de que él realmente nunca había querido algo serio conmigo. Así que decidí que era hora de saberlo.

-Iker, ¿Qué es lo que en realidad quieres conmigo?

Contiinuará...





















No hay comentarios:

Publicar un comentario